sábado, 12 de julio de 2008

TU AUSENCIA

La alegría tocó su puerta, el triunfo se asomaba con timidez por lares que nunca quise ver llegar. La idea no era concisa, los días no eran pensados pero las ganas de su lado, se ponían de pie, aunque la mayoría dudara.

Triunfo que iniciaba. Alocada por dejar su hogar, salió a extrañarnos más y valorar quizá algunos puntos que los ve desde otro ángulo ahora.

Y yo esperaba en la ventana a que regresara, cada fin de semana, porque las noches no eran las mismas, y quería escuchar su voz, quería cantar de noche con ella, quería que se fuera la luz para que me haga una casita acogedora con almohaditas. Quería pedirle permiso y derrumbarme sobre ella, saltar y crear una broma que le gustara hasta que riera sin parar…

La esperaba, queriendo vivir los pocos días que se prestaban para retomar los moentos distintos pero no ajenos.
Ella ya no estaba. Se fue y la casa quedó muy grande, se fue, y se llevó parte de mi sonrisa. En las mañanas desayunaba con su rostro a medio terminar, esperando que me dijera algo. Por las tardes la esperaba vanamente, alucinaba su destreza realizando sus tareas con esa mesura que la identifica y no se pierde, con esa concentración arcaica que sólo ella tiene. Las noches si eran pesadas, a ellas no podía engañar.

Quería ser como una bolsa perdida en la noche, tan frágil y sencilla para que el viento me llevase hacia ella y poder conocer su nuevo espacio. Adentrando a los nuevos límites de sus días. Frenéticamente triste por conocer si la pasaba mejor por allá que conmigo.

Ese primer mes se cayó en mí, los días pesaban y las noches no querían dormir. La demencia de tu ausencia trasladó mi habitación, para dormir con un mundo que fue tuyo cuando adolecías de todo un poco hasta querer alejarte. Tus objetos extraños siguen aquí, tú no estás, no te preocupes que te espero, no desesperes que falta poco. Yo aprendí a convivir con tu ausencia, yo aprendí a hacer bromas sin tu veredicto, yo aprendí a no treparme de tu cuerpo. Ahora, ¿me contarás que has aprendido?...

Hay bonanza incrustada en mi, sobre esos dos caminos, también la habita. Los días oscuros y las paredes negras se marcharon al ritmo de tu buena fe que nadie daba crédito.

El atuendo negro quedó en el colgador olvidado por la mujer que lleva un arma todos los días sin temor. Los tétrico paisajes de los caminos, ahora los traza con borceguíes pesados sobre el arenal. “La mamita” descolgó el teléfono de hogar, para camuflar su pequeño aparato entre colchones rotos. Y la comida escogida ahora la esconde para engullirla cuando el silencio la acompañe luego de las 9:00 pm. No hay mas púas en sus brazos, excepto por donde rampa.

Esta es una más para ti y para mi. Vi caminar esos cinco años, de los cuales cuatro llegué a entenderlos con una resignación moderada a la mentira. ¿A dónde irás ahora?
Que no se detengan tus pasos, y mucho menos que se alejen, bienvenida una vez más a este que paree tu segundo hogar, bienvenida a esta tu segunda habitación, bienvenida a lo civil, eso es falacia. Tu nuevo hogar de color verde te espera y bienvenida una vez más a la añorable ausencia de ti.

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