jueves, 26 de noviembre de 2009

SIN NOMBRE, COLEGA



Los rótulos o nombrecitos distintivos no van conmigo. Te prefiero simple, libre y sólo. Eso de identificarme, identificarte e identificarnos bajo un título me parece de lo más escueto y aburrido. Quiero verte absorto en ti, al menos una vez, lejos de todo, ensimismado en tu cuerpo y ajeno al resto, pero libre al fin…

Sin nombre compañero - amigo. Sin nombre, que no me agrada limitarte ni que lo hagas conmigo.

Sin nombre primo - hermano. Sin nombre, que tu apellido y el mío… “ojo, no es lo que parece”.

Sin nombre niño - bobo. Sin nombre porque las bromas -de todo tipo- encajan exactamente ahí, donde no tienen denominación de existencia y -tal vez- ni sentido.

El común denominador de parejas parametradas bajo el mismo nombre. ¡Que miedo!, ¡que feo!, ¡que pobre! Que triste aquel que sólo tiene enamorado (a). Yo postulo a tener más que eso…Sin nombre colega, que el resto de humanos pregunta sobre nosotros sin encontrar explicación a nuestros ojos. Como los demás –aquí en la tierra- pretenden encasillarnos, como quien no quiere la cosa. Mejor enrumbemos a Marte…Sin nombre, que es interesante jugar limpio si dices la verdad.

Si eres tú, pues serás todo aquello que se pueda ver o simplemente sentir, sin más ni más. Si eres el mismo, serás todo lo existente y lo que está por crearse. Serás todo aquello que no pueda definir con sólo palabras (lo más inefable), mucho menos con nombrecillos. No me gustan las etiquetas que pretenden resumirnos. Sin nombre por favor, sin nombre.

domingo, 15 de noviembre de 2009

SOLEDAD


Estoy tranquila, serena, buscando aún mi soledad. Buscándome para encontrarte. Encontrándome para correr a esperarte. Caminando con mí propia sombra y observándote a la distancia. Probando otros labios para –por fin- disfrutar de los tuyos.

Sigo bailando, ensayando los pasos que sincronizarán con los tuyos. El choque de nuestros mundos no es una desgracia general, sólo es inminente.

Voy aguardando tus ojos. Te estoy pensando. Te he pensado tanto, que creo que existes. Y te voy escribiendo. Los verbos resultan ser mejores que los sustantivos… No me apresuro, no lo hagas tú.

Mantente alejado y disfruta de tu soledad…

Estoy navegando en tus aguas desconocidas. Intentando nadar y de no ahogarme porque no vendrás a salvarme, por ahora.

Ocúltate de todos, aléjate pero no te aísles de los demás. Encúbrete bajo la oscuridad, ahí estaré, ahí me verás.

Piérdete, aléjate, búscate. Quiero verte florecer, a lo lejos. Siempre a lo lejos. Verte caminar lleno de ti, contigo mismo y sin mí. Te veo caminar sombrío, lleno de invierno y con frío.

Voy a descubrirte, mientras tanto, disfruta de tu soledad…

Estúdiate, enséñame a sumar tus secretos con los míos. Analízate, piensa que existo, cree que existo. Encuéntrate, encuéntrame, pero no me busques.

Te entiendo y sé que no estás. Disfruta de tu soledad, esa mal interpretada soledad, la dañada con lágrimas, la consignada de tristeza. La mal llamada “triste soledad”, la señalada como el terror de la vida. La vida es soledad.

domingo, 8 de noviembre de 2009

ELLOS Y ELLAS


En estos últimos días he descubierto cosas relativamente interesantes. Entre ellas, he comprendido una de las debilidades del hombre… las mujeres, y porqué no decirlo, sucede a la inversa también. Sus gestos, sus miradas y el porqué de sus mentiras son parte de su natural vida.


No quiero entrar en detalles con ese asunto de las mentiras y los secretos -porque soy la menos indicada- pero me animo a escribir porque a Melisa le gustó el texto anterior (18/09/09)
Y la verdad es que Osho (gracias Nany) afirma que los hombres (ser humano) por naturaleza somos polígamos. En otras palabras: muchachas nunca encontrarán a un muchacho fiel y ellos tampoco lo encontrarán es ustedes (no me incluyo ¡déjenme! es mi texto)


El problema es que nosotros no entendemos las innatas inclinaciones que poseemos hasta que las desarrollamos, o hasta que “metemos la pata”… lo cierto es que nuestras tradiciones nos dificultan ver más allá de lo evidente.

Voy descubriendo, que estamos hechos para equivocarnos una y otra vez… y ¡que placer hacerlo!
En casi todas las reuniones (llámenlos tonos, juergas, trancas, etc) He conversado sobre chicos. Es un tema que nos llama mucho la atención, no sé por qué, bueno tal vez sí lo sé. En realidad no es excesivamente interesante hacerlo, pero una vez que se ingiere alcohol hasta resulta agradable y emocionante.


El otro punto es que también he conversado mucho sobre chicas. Sin duda, hasta las he comprendido mejor (pero eso sí, aún no me comprendo)… Sin embargo la forma de llevar los días no me resultan fáciles, pero sí agradables. Ahora, ¿hay conclusión dentro de estas líneas? Si es afirmativo, que bueno. Si es negativo, tengan en cuenta que aún no termino de leer a Osho ni terminan mis días confusos…