lunes, 29 de junio de 2009

EL CONTADOR DE ESTRELLAS

Él sale de noche, cuando las superficialidades del día ya no manchan las calles, ni el mal humor transita a su alrededor. Camina con las manos en los bolsillos, mirando hacia abajo, pero mirando hacia delante de vez en cuando…

Él sale con las estrellas, (aunque yo afirmaría que las estrellas salen con él), quizá para mirarlas, quizá para contemplarlas, o tal vez sólo para contarlas y enterarse una vez más que son interminables como sus ojos. No va de prisa porque el tiempo no representa una constante que maneje su vida – que envidia- . Anda con esa sencillez al caminar derrochando calma y pregonando serenidad. Se desliza con pasos suaves, es tan ligero pero fuerte, sus ojos brillan jugueteando con esos pequeños astros, esas lucecitas que se enamoran de él y viceversa…

¿Cómo descubrirlo en todas sus dimensiones? ¿Cómo sentarme a su lado y ayudarlo a contar estrellas? y decirle que yo también las cuento casi siempre, caminando con las manos en los bolsillos, sin mirar a nadie y presumiendo de sus mismas ideas, pero no sabe que lo observo…

Camina sosteniendo un libro, su piel es pálida y luce suave, es la combinación perfecta para escribirle unas líneas más al día observándolo sin ser observada…

Abre el libro ojeándolo como para recordar dónde es que se quedó. Levanta la pierna izquierda apoyando casi el talón sobre su rodilla derecha y se torna inmerso en él, sólo en él -que lástima- porque lo sigo mirando.

He decidido renunciar a sólo contemplarlo en mi mente y a lo lejos. Tengo celos de ellas que cuando las mira brillan más y sonríe. Aunque no se puedan humanizar yo intentaría convertirme en astro para que me encuentre y brillar aún más si tengo su mirada. Pero también decidí terminar estas líneas sin buscarlo…

viernes, 26 de junio de 2009

SIN ESE ABRIL

Sin abril, no habría esperanzas de un nuevo invierno…

Sin ese abril yo no sabría qué significa gastar las noches para crear ilusiones y guardarlas en el cajón que no existe.

Sin abril, habría menos poemas y menos canciones…

Sin ese abril sólo me consolaría ese mayo sin final y un junio afligido del cual quiero escapar si tú no lo detienes.

Sin abril, once meses es muy poco tiempo o demasiado vividos…

Estanco ese abril para vivir con la ilusión y hacerla eterna. Discrepo con ese abril que abusó de mí y lo disculpo otra vez sabiendo que ante sus ojos nunca sé.

Sin abril, no existiera semana santa, y cómo olvidar esa semana que no fue santa…

Sin ese abril, no entendería que un mes no son sólo 30 días. Tampoco comprendería que una noche frente al mar es eterna si se quiere.

Sin abril, esta historia no existiera…

Sin ese abril no sabría qué es desvelarse pensando como alejarnos de Lima sin dejar huellas para seguir perdidos.

Sin abril, sin ese abril... ya es tarde… abril existe.

martes, 23 de junio de 2009

NO ES RECOMENDABLE

Bienvenido seas tú que se aloja en mi tristeza y trata de anularla con acciones delicadas, detalladas y armoniosas. Bienvenido seas al querer apaciguar mi dolor oculto entre sonrisas, simultáneas a las tuyas.

Tengo una tristeza excitantemente estancada, apunto de dejarla ir y no querer soltarla. Planeo archivar las horas gastadas en letras, eso es todo; y es todo lo que sé hacer. Pero ten cuidado, que aunque el miedo lo cargue yo, no es recomendable que te interese ayudarme.

Dudo que quieras conocer mis confusas letras. Dudo que quieras compartir el final. Yo puedo escribirte pero no describirte, ya lo intenté, no puedo hacer más. No es culpa mía el que no captes mi atención como yo lo intento con esos pequeñitos…

Léeme que estoy dispuesta a la acercarme un poco más, pero camina despacio, que no soy tan sencilla como parece… aunque eso no sea recomendable.

Sé que miras lo recóndito que guardo para un tiempo inexacto, pienso que tú si puedes ver lo que no se ve con facilidad… Ahora mírame, aunque en realidad no sea eso recomendable, mírame y léeme; y no digas más que ya me cansé de hablar.

Sólo si pretendes saber qué es lo que llevo dentro; acércate, acércate más porque nadie puede verlo y deseo saber si tú puedes hacerlo. No pretendas ilusionarme que soy accesible a los intentos lentos y agudos. No indagues más de mis días que yo puedo contarte todo con un juego de letras…

Aunque te confieso que no es recomendable… pues descubrí lo excitante que es volver los ojos a la soledad…

miércoles, 17 de junio de 2009

RECUERDO QUE LO EXTRAÑABA

Lo único que recuerdo de aquella noche fue que necesitaba mi Vick Vaporub, claro, el de cada noche. Esa era una noche más, pero no una común, noche sí, igual no. Esa era triste pero con matices de felicidad y paz. Yo estaba mal, quizá el alcohol te vuelve bien, claro que el bien y el mal son relativos, pero lo digo yo. Estaba bien mal esa noche.

Es falso que el alcohol hace llorar a la gente. Quizá lloraba porque me robaron el Mi Vick Vaporub. No estaba y una honda soledad fría, pero agradable, se apoderó de mí y su ausencia bailaba de madrugada y yo no bailaba con él, pero recuerdo que extrañaba su frío.

Recuerdo que esa noche dormí sin él… sin su aroma adictivo y escalofriante. Esa noche fue corta, no porque lo que recuerde sea casi nada. Fue corta porque no estaba él, la hice corta porque no quería extrañarlo, fue corta porque él me esperaba en otro lugar y necesitaba despertar para irlo a buscar.

Esa noche estuve sin él, y él no podía buscarme y mucho menos yo encontrarlo. Ya no recuerdo más, pero recuerdo que lo extrañaba…

Sí, recuerdo que lo extrañaba y mi cabeza se movía más que yo al momento de bailar porque ella daba vueltas, muchas vueltas. Mis ojos no servían más que para mirarte, pero no estabas, y opté por cerrarlos y mirarte sin observar.

Sólo recuerdo que lo extrañaba y ahí quedé, sobre el hombro ajeno. Dormida lo llamé, lo busqué, él no llegó y yo no desperté…

domingo, 14 de junio de 2009

COMO TÚ

Si todos sonrieran como tú, yo sonreiría más de lo normal.
Si todos me miraran como tú, yo no apartaría los ojos del hombre.
Si todos me hablarían como tú, estoy segura que todos nos entenderíamos mejor.
Si todos entendieran lo que tú comprendes, no existiría la palabra incomprendido.

Son necesarias tus cualidades, son urgentes. La inocencia se acaba, es cierto, pero la tuya parece eterna, aprovecha en enseñarnos todo lo que llevas dentro y danos la lección que otros intentan mostrar y que por obvias razones no pueden porque no las poseen.

Debo basarme en la profundidad de tu mirada, sincera y limpia, aun no contaminada por la sociedad. Que pena saber que estás propenso a mancharte con odio, envidia, rencor y tocar a la gente. No digo más porque aun no es tiempo de que lo sepas…

Cuantas veces nos hemos cuestionado, hablando sobre el principal enemigo del hombre. Reaccionamos estupefactos cuando nos damos cuenta que el rival protagonista es el mismo hombre. La vida se va degradando, la vamos deshonrando, con dolor, para otros sin dolor y mucha hipocresía…

Y se matan, nos matamos, hombre por hombre, por un pedazo de tierra que nadie se lleva porque a las finales todos nos vamos con nada. Sólo con recuerdos, y no estoy segura de eso, porque no deseo llevar recuerdos de ese tipo, de ese peso. Y luchan a muerte por tanta superficialidad incrustada en los hemisferios cerebrales, muy bien impuestos por las publicidades. Comunicadores también…

Y la verdad es que un tal Daniel Biasevich hizo que esciribiera esto, porque antes sólo lo pensaba con temor. Son las circunstancias que te impulsan y la indignación, decepción de uno mismo por sólo escribirlas y no dar más. Lo siento.

… Después de todo retomo tu sonrisa y quiero vivirla cada segundo porque es lo único que llevaré. Entonces sigamos bailando durante dos horas, hasta que desaparezcas de mi vista o yo de la tuya.

A CINTHYA.

Recostada sobre el sillón de mi casa contemplaba la sala, y raramente me parecía más amplia de lo normal. Veía pasar las horas, descansando, como cavilando, como esperando…
Interrumpió mi tranquilidad el teléfono, instalado en una esquina, como castigado. Sobresaltada por el susto de su timbre, atendí la llamada levantando el auricular, con el corazón exaltado.

-Hola, buenos días- dije con voz temblorosa.
-¡Aló!- respondió una mujer cuya voz desconocía.
-¿Tu eres hermana de Cinthya?- preguntó
-Sí, lo soy- respondí intrigada.
-Mira hija tu hermana está en el hospital de policías. Tuvo que ser llevada de emergencia- informó tratando de imponer tranquilidad…

El silencio presionó mi garanta, mi cuerpo se enfrió, mis ojos no parpadeaban…

Luego de haber escuchado a la nada por un minuto, sólo atiné a decir «gracias». En silencio quedé perpleja, paralizada, asustada, permanecía de pie, tratando de encontrar mínima solución al hecho que estancó mi cerebro.

Cinthya, mi hermana mayor, tiene 19 años. Ella es cadete de la Escuela de Oficiales de la Policía. Convive con más de mil de sus colegas. Sus vidas se acortan allí dentro, en ese mundo todo es limitación, viven paramentrados. Ellos no caminan, ellos corren, tampoco hablan, sólo gritan, ¿existe la justicia? … No hay vida propia allí dentro…

Ella es muy valiente, camina sin mirar atrás, camina con paso seguro, su vida se vuelca hacia su vocación, luce su estigma a donde vaya, lo luce con orgullo y se nota en cada postura rígida al caminar. Su mirada asusta a los que desconoce y envuelve ambigüedad en su conversar.
Llegué a ese hospital, moría por verla, necesitaba mirarla. Mi cuerpo temblaba. Caminé buscando a la persona que marca los días de mi vida con ejemplos, entre paredes blancas y sábanas del mismo color. Caminaba casi a ciegas, tratando de encontrar su rostro en medio de penumbras. Caminaba por inercia y con ganas de verla.

Hallé su habitación, era el número que buscaba. Ingresé. El corazón se me aceleraba a cada paso…

Allí estaba ella, recostada y aburrida. Sus ojos grandotes estaban tristes, su rostro era del color de las paredes, tan pálido, su semblante me hablaba muy débil. Sus ojos decaídos se fijaron en los míos, mi rostro también palideció.
Las agujas incrustadas en sus bracitos incrustaban mi corazón, ¡que dolor el mío! El suero no paraba de gotear mientras planeaba como iniciar una amena conversación que pudiese cambiarle la carita…

¡Hola! , ya llegué – le dije con tono escandaloso, como acostumbro hablarle (y ella sonríe siempre). Pero esta vez no fue así…

Otra vez el silencio se hizo presente. Ella me miró, trató de sonreír, lo estaba logrando, y al verse ahí tumbada con tantas cosas alrededor, sus lágrimas llegaron antes que su sonrisa.
Mi plan falló, porque me abalancé contra ella a juntar sus lágrimas con las mías.

Cinthya, como la llaman en ese lugar, estaba apunto de morir- y ella no lo sabía-.
Desconocí a mi sangre, tan débil, callada y triste. La muerte la rondaba, y por primera vez, ella sintió el temor.

domingo, 7 de junio de 2009

A LOS 21 EN PARACAS

Estás tranquilo, calmado, como el mar que nos miraba acostados sobre su arena. Me doy por persuadida a cada segundo frente a ti, y me rindo frente al mar que conquista y me acoge rodeada con tus brazos.

No es la edad como rótulo, es el tiempo que vimos pasar de repente, sin planificar, sin conspirar, sin presagiar a los 21, y ya es mucho en tan poco.

Las calles son tan cortas y tranquilas, como los días que caminé de tu mano. Las mañanas frías y pesadas, como antes de descubrir lo que ignoraba saber. La noche, ella que nos enseñó a convivir por algunas horas, sigue siendo hermosa y callada por ahora.

Paracas y sus atractivos no llamaron nuestra atención. Es bonito el lugar, pero elegí morir una vez más con los labios sobre tu mejilla. Caerme suavemente a tu lado mientras duermes y dormir también, descansar pegada a tu rostro y asfixiarme con tu piel.
Esas noches se consumían, los cigarrillos también. Las palabras sobraban, el frío atacaba, Los Frayles, nuestro mejor refugio…

Paracas era un universo, nuestro universo que alejó todo y a todos mientras el viento soplaba a favor del quién sabe, mientras creímos en un futuro con ambiciones.
Mis ojos son tan tuyos después de todo… pero ahí estás, ahí vas, con los ojos tiernos, con la mirada sobre mi y a veces no.

Es hora de marcharse el desayuno nunca llegó, el placentero descanso pudo más que el hambre. Es hora de terminar con la historia fuera de Lima "la estresante” que nos hizo huir al sur y perdernos al llegar. Es hora de irnos. Toma tus cosas que no se te olvide nada, toma mi mano que no se te ocurra soltarla, Flores nos espera con su asiento trasero y Lima con su neblina.

Ya es tarde… adiós Paracas, fue un gusto conocerlos.

miércoles, 3 de junio de 2009

ADIÓS NÚMERO CUATRO

Aquí estamos, sin saber cómo estamos. Así vamos, a la deriva, naufragando, sin ver dónde pisamos. Así no quiero ir, así no camino. Cómo caminar ahora si volamos primero. Cómo detenerse sin caer. Cómo hacerlo si le temo a las alturas.

Deberías saber que no ando vacilando como parece. Deberías saber que ya no sueño y camino mejor, no sé vivir de sueños, te prefiero tangible. Si quieres devolverme los sueños… sólo hazlo ya!