miércoles, 26 de agosto de 2009

¿MITÓMANA O INMADUREZ?


Más pretextos para verse bien y captar la atención de la menor proporción de sexo en el mundo. Hoy hay una mentira más que ronda su cabeza que luego aflora con naturalidad. Sólo hay que ordenarla y hacerla calzar a la perfección sin alterar los minutos y segundos para no levantar sospechas.


Su creatividad es interminable cuando se trata de cubrir con historias su carencia de amor. Hay el temor de quedarse sola alguna vez, próxima o lejana, pero alguna vez y sola…
Golpea sin mirar y eso duele más. Su ligera ceguera temporal como sus años me dan esperanza de verla crecer aunque ella lleve la ventaja de casi dos docenas de meses. Seguir vigilándola a lo lejos debido a su hermetismo será una nueva inspiración de las que colecciono sólo para ella y por ella.


Hay más excusas que oír para no perder el corazón de dolor. Prefiere oírla y participar en su cuento que agradece si quiera tomarlo en cuenta. No le quita la mirada porque teme perderse ese final esperado, hasta quizá trillado. Sus ojos están quietos y prestos a perdonarla. Hace de cuenta que ese argumento es más original que el anterior y que por lo tanto cree que su tonto anhelo podría convertirse en verdad.


Carece de síntomas convergentes al sexo que la hastía porque desconoce el camino que vive. Los cinco años de encierro en “formación” le escudan el comportamiento confuso que lleva. Me desconcierta lo agradable que le resulta caminar nerviosa, hablar susurrando para no ser descubierta, mirar a todos lados mientras emite una mentira más. Jura empezar de nuevo, yo no le creo, él tiene miedo y no piensa ya.

domingo, 9 de agosto de 2009

LA PERDONO

No te culpo. Es mi recalcitrante cabeza que se aferra a conservar cada movimiento tuyo,
No me culpo. Me hicieron tan flexible ante eso que le llaman amor… no le tomo importancia ya.
Pero déjame culpar a la noche. Esta vez le toca ser autora principal del suceso más tierno de mi vida, haberte visto. Hoy, es ella la culpable de que vuelva a escribir y a soñar sin poder dormir.
Si ella se alió a tus manos, y tu sonrisa fue parte de la historia conspirada, la perdono.
Si ella creó el cruce de miradas incansables, la exculpo.
Si ella, por ser autora confesa del hecho que crea una nueva historia, me regaló la mejor de sus noches, no habrá sanción que la castigue.