miércoles, 21 de octubre de 2009

UN SECRETO Y MIL REPRESIONES


Te recuerdo a ese tu desorden, donde tal vez extravié mi pendiente -o donde - perdí lo que aún tengo pendiente por hacer y decir.


Tengo una mentira compartida y no suelo mentir (créeme que no es mentira). Hay un secreto casi nuestro, una confesión inquietante, un hecho no confirmado, una acción no filmada pero grabada en ese espacio donde se relacionan, las no relaciones y callo…


Tu recuerdo me recuerda y me amordaza. Te recuerdo a esas bromas bobas que sueles hacer, a las que suelo hacer. Tengo la sonrisa tuya, las carcajadas aprendidas con palmadas, las cosquillas amenazantes. Tengo tu sentido del humor, la yema de tus dedos sobre mis hombros y las palabras que compusiste por la tarde sin poder volver a mencionarlas.


Te recuerdo a lo distraído que eres - quizá más que yo - y te recuerdo más, que es casi lo mismo a decir que te hago recordar. ¡Que ambigüedad! … Como las miradas, como las palabras, como los mensajes simples que en realidad no lo son. Tengo un pacto de silencio que se me ocurre romper al escribir, eh ahí mi motivo del por qué dejo de escribir ahora.

domingo, 18 de octubre de 2009

HARTA


Es un karma lo que me impulsa escribir ahora.


Estoy harta de que la gente me pregunte porqué no tengo enamorado, o porqué terminé con él, pero no preguntan, por qué él terminó conmigo. Como sea, vivo harta de recibir mensajes de texto que pretenden ilusionarme con frases halagadoras que a su vez hacen que pierda mis mensajillos que la promoción de Claro me ofrece cada semana (porque me agrada seguir el juego y escribir también).

También estoy harta de recibir llamadas de las personas con las cuales no quiero salir y tener que inventar más de mil excusas para no quedar tan mal porque soy cobarde para decir “no quiero salir contigo” (y gracias a Dios que trabajo los fines de semana y llego cansada, esa es mi mejor y tan cierta excusa)

Vivo harta de pensar en los trabajos que me dejan en la universidad- creo que también vivo harta de la universidad - pero sé que la extrañaré cuando me vaya. Me quitan tiempo las labores grupales donde hay más chacota que organización.

Estoy harta de que la gente arroje basura por las ventanas de los carros y nadie (ni yo) se anime a decirles algo. Estoy harta de pelear todas las noches con los cobradores de las couster que me llevan a casa luego de clases, porque el abusivo que me cobra el pasaje no le interesa que estudie hasta muy tarde y viva tan lejos, así ignora mi carné tratando de amilanarme con sus jergas y su pésimo vocabulario.

Estoy harta de las estaciones del año, tan obviamente inminentes –sobre todo el verano- como lo detesto y vivo tan harta de la ropa ligera, de los pantalones cortos, de los lentes oscuros, de los fastidiosos medio días, del motín de gente en las playas. Harta de tanta luz, la del sol, la eléctrica y la de tus ojos que los recuerdo como ayer viernes por la noche.

Ando harta de ver a tantos niños trabajar en las calles y no tener el maldito dinero suficiente para ayudarlos. Dinero, estoy harta de tenerlo y no tenerlo, de ganarlo y perderlo, que más da, sólo es el estúpido dinero, pero de ese estúpido dependo mucho…

Estoy harta de ver a tantos policías hablando a través del celular horas tras horas –claro, tienen el chip de cuatro dígitos, ¡malditos!, estoy harta de ellos, (menos de mi hermana, aún la soporto con uniforme). Estoy harta de la seguridad que no hay y que nos brindan ellos, que quede claro que mi hermana sí me cuida y mucho.

Estoy tan harta de que siempre me obliguen a ordenar mi cuarto, como de escribir que estoy harta de no hartarme en hacerlo.